BIENVENIDO AL LABERINTO

Parece que el viejo Dédalo se resiste a formar parte del Ades y resurge cada día proyectando nuevas construcciones. A la mirada atenta no se le escapan estos laberintos contemporáneos asentados sobre el espacio trans-territorial y deslocalizado en el que hoy vivimos. Emergen cada día estas nuevas formas de un viejo concepto, las cuales a pesar de no encontrarse físicamente en ninguna Creta, encierran peligros tan brutales como el propio Minotauro. Como Teseo nos adentraremos sin miedo dentro de estos nuevos laberintos, recorriendo este non site, con la única y frágil ayuda de los vínculos.

Adelante, valientes, bienvenidos.

miércoles, 15 de abril de 2009

LA DIÁSPORA DE LA COLIFLOR.

La historia que acontece, tiene su origen en el departamento de Petén, en Guatemala, allí un agricultor tiene la cosecha de coliflores a punto, no muy madura, pero no verde. En el punto justo, pues sospecha que le espera un largo viaje, quizás más largo de lo que se imagina. 

Como su producción es abultada, ya que de otra manera no le sería rentable producirla, no consigue colocarla en ningún mercado local. Resulta demasiada la cantidad que ofrece al mercado, se ve obligado a recurrir a un exportador nacional para que embarque la mercancía y la derive a otros mercados internacionales. Contacta con un exportador, este acuerda un precio bastante abusivo con el agricultor, alega que los costes de transporte del producto son muy elevados y que ofrecer una cantidad mayor puede acarrearle pérdidas en la operación. El productor acepta la ruinosa oferta a regañadientes, pues en realidad no tiene muchas más opciones, ya que de lo contrario puede arriesgarse a perder toda la cosecha.

El exportador pone en marcha la operación de venta del lote de coliflores en los distintos mercados internacionales en los que opera. La cosa marcha bien la coliflor escasea en esos momentos en los mercados y la demanda sube el precio del producto. Existen varios mercados interesados en que la partida se derive hacia ellos y pujan entre ellos para adjudicarse el lote. Finalmente la partida se debate entre tomar rumbo a Holanda o a Japón. 

Mientras la puja se define el exportador decide exprimir un poco más los beneficios del agricultor, contacta con este y le comunica que si puede hacerse cargo de recolectar y preparar el envasado de las hortalizas la partida esta vendida. Esta noticia no encaja muy bien en las expectativas del agricultor que ve como todos sus beneficios se esfuman en el envasado y la manipulación del producto. No tiene mas remedio que aceptar aún perdiendo, ya que el tiempo juega en su contra, de otro modo la cosecha acabará perdiéndose en su campo.  

Mientras tanto la puja se ha resulto, los japoneses se han hecho con el lote por un precio bastante elevado. El exportador pone en marcha la operación logística y envía un buque congelador rumbo a Tokio, en 10 días las coliflores estarán en el mercado japonés y los beneficios prometen ser suculentos. 

Otro golpe de efecto beneficia de nuevo al exportador, los holandeses no han encontrado ninguna partida disponible para sustituir a esta en los mercados, con los mercados desabastecidos están dispuestos a ofrecer lo que sea para cubrir la demanda. Así pues el exportador huele el negocio y se frota las manos. Ordenará regresar al barco que lleva ya recorridos dos días de de ruta marítima y enviará el cargamento a Holanda mediante avión. Aún así el margen de beneficio resulta mucho mayor que enviar la partida al mercado japonés. Dicho y hecho las coliflores vuelan en varios aviones de carga a Zestienhoven en Rotterdam.

Una vez en Holanda las coliflores serán destinadas a cubrir los mercados de Holanda, Alemania, Francia, y España. Son repartidas convenientemente en camiones frigorífico que las llevarán a los puntos de destino. Las coliflores andan un tanto mareadas del ajetreo de barcos, aviones y camiones.

Uno de los cargamentos, el que se sirve a España, va dirigido a una cadena de distribución de alimentos en supermercados, su base logística se encuentra en Zaragoza, allí llega mediante camiones frigorífico toda la partida de coliflores destinada a España. Posteriormente se irá distribuyendo conjuntamente con otras frutas y verduras a los supermercados de la cadena ubicados en distintos puntos del país. Por la noche sale uno de esos camiones de reparto destinado a la zona Levante, para abastecer a cinco de los comercios de la cadena. Se reponen las estanterías y todo queda a punto para que los clientes las aborden y las desaprovisionen al día siguiente.

Efectivamente un cliente decide consumir coliflor en la comida, acude al supermercado, inconsciente de la larga y accidentada peripecia que han sufrido las coliflores, elige la que más le gusta y la lleva a casa junto con otras provisiones. Al llegar a casa retira los envases superficiales de los productos, mientras se queja de la necesidad de tanto plástico y embalajes. Prepara la comida con la coliflor y se sienta a comer con su familia en la terraza de su casa. Mientras comen, en el jardín de al lado, el vecino les saluda desde su pequeño huerto donde tiene sembradas distintas variedades de verduras, entre ellas destacan unas hermosas coliflores que parecen estar en su justo punto para comer.

Jaume Garcés
Xaló / Abril 2009

domingo, 5 de abril de 2009

LA EXTENSIÓN DE LOS ESTADOS

La idea de estado se asocia normalmente con un territorio extenso y poderoso, muchos no caen en la cuenta de que algunos de los estados existentes no alcanzan una extensión mayor de 500 Km cuadrados. Dentro de la misma Europa, existen ejemplos de estas minúsculas soberanías como son Malta con 316 Km2, Liechtenstein con 160 Km2 , San Marino con 61 Km2 embutidos dentro del territorio del estado de Italia, Mónaco que apenas alcanza los 2 Km2 (1,81), y quizás uno de los más llamativos sea el del Estado del Vaticano, que apenas ocupa una extensión de 0,44 Km2 y se encuentra inmerso dentro de la ciudad de Roma, ocupando apenas el equivalente a varias manzanas de la trama urbana de la cuidad del Tiber. Hasta hace muy poco tiempo pretendía existir en Roma otro estado declarado, que la ONU se negó a reconocer, a pesar de las reiteradas peticiones y declaraciones de independencia y autonomía expresadas por sus ciudadanos. Una de las razones que las Naciones Unidas alegaban contra la concesión de independencia y soberanía de este estado era que no contaban con el territorio suficiente para su auto suficiencia. También objetaban que el límite de sus fronteras era difuso e indefinido. Tampoco la cantidad de población fue motivo de peso suficiente como para concederles la independencia. Así pues se les negó la posibilidad de independencia y autonomía a un estado que pese a tener población, territorio, fronteras físicas, bandera e incluso himno, no tenía bastante fuerza diplomática y militar como para imponerse a las voluntades de vecinos mayores en tamaño y proporción, u organismos internacionales dirigidos por intereses que no son los del propio estado.

Quizás la concepción de este Estado era utópica desde el principio, ya que el territorio declarado era un primer piso de la Via della Frezza, en el número 73, a pesar de que el piso era amplio y luminoso, no superaba los 150 m2 como máximo. La población no alcanzaba el medio centenar de habitantes, incluidos los que se encontraban en el exilio claro está. Respecto a las fronteras, en el bajo se aloja un comercio perteneciente una cadena multinacional de peso, la compañía matriz estableció infinitas alegaciones al ver peligrar su posición frente a la propiedad de las zonas comunes que compartían en el edificio, ya que buena parte de estas estaban siendo utilizadas como almacén por la empresa. Otra entidad que se opuso firmemente fue el propio Ayuntamiento de la ciudad de Roma, que desde un principio no vio con buenos ojos la exhibición de símbolos y proclamas extrañas en algunas partes de su ciudad, pero muchos piensan que los intereses que verdaderamente movían al Ayuntamiento eran la preservación del derecho adquirido de cobrar impuestos sobre la propiedad, derechos que vería extinguirse en el caso de declararse la autonomía de este peculiar estado. El último actor y más brutalmente implicado fue el Gobierno de Italia, que atendiendo a los casos del Vaticano y San Marino ejerció una oposición frontal hacia el hecho que se declarara una nueva autonomía más dentro de su territorio, mostró una clara postura en contra, de la que no cedería ni un milímetro, y anunció que estaba dispuesto a usar la fuerza para detener cualquier indicio de independencia más dentro de su territorio.

Finalmente la presión pudo más que la voluntad de los ciudadanos de la incipiente nación, muchos de ellos sufrieron represalias de diversa índole. Todavía hoy puede verse el mástil desnudo asido al balcón, ya que se les prohibió bajo amenazas de muerte, que nunca más exhibieran los símbolos de la nación dentro de la ciudad de Roma, ni dentro del territorio del estado italiano, incluso la empresa propietaria del comercio exigió que su flamante logotipo no quedara oculto por ningún “elemento ornamental” exhibido por sus incómodos vecinos del primero derecha.

A pesar de todo, algunos de los ciudadanos más militantes de esta utopía siguen hoy canturreando o silbando por lo bajo el himno de este país, en el portal del edificio, o subiendo las escaleras hacia el primer piso, mientras el resto de vecinos al cruzárselos, les niega el saludo o les mira con indignación y desprecio, sin saber muy bien realmente cual es el motivo que les molesta de sus independentistas vecinos de escalera; Si bien su osadía de haberse declarado diferentes al conjunto al que por ley y dentro del orden establecido todos están incluidos, o acaso la frustrante inviabilidad del proyecto en el caso de que ellos también desearan establecer su propio estado.

Jaume Garcés.

Xaló / Abril 2009.