BIENVENIDO AL LABERINTO

Parece que el viejo Dédalo se resiste a formar parte del Ades y resurge cada día proyectando nuevas construcciones. A la mirada atenta no se le escapan estos laberintos contemporáneos asentados sobre el espacio trans-territorial y deslocalizado en el que hoy vivimos. Emergen cada día estas nuevas formas de un viejo concepto, las cuales a pesar de no encontrarse físicamente en ninguna Creta, encierran peligros tan brutales como el propio Minotauro. Como Teseo nos adentraremos sin miedo dentro de estos nuevos laberintos, recorriendo este non site, con la única y frágil ayuda de los vínculos.

Adelante, valientes, bienvenidos.

miércoles, 3 de junio de 2009

PROHIBIDO SUICIDARSE DESDE ESTE PUENTE

Los puentes no son sólo lugares de tránsito, no son meramente estructuras que propician el acceso o la conexión con un territorio. Los puentes son símbolos de unión y confraternidad entre las partes que unen. Son estructuras capaces de salvar largas distancias de recorrido y de propiciar el encuentro y la comunicación entre las gentes de ambas partes. En el diseño de los billetes de Euro se eligieron como motivo gráfico los puentes para celebrar la unión entre los pueblos y naciones que componen la unión económica europea.

Este invento de la ingeniería debemos agradecérselo a la cultura romana, ya que fueron ellos quienes desarrollaron la técnica de construcción y los implantarían a través los territorios que conquistaban para salvar barreras naturales. Durante la época medieval estas obras cayeron en desuso, en ese momento histórico se consideraba que las barrera naturales ofrecían mayor protección en caso de un ataque o invasión y muchos de los puentes existentes fueron destruidos. Pero en el renacimiento resurgieron como como construcción útil y no han dejado de construirse hasta nuestros días, siendo una pieza de ingeniería civil de importancia capital. De hecho los puentes son uno de los principales objetivos militares durante un conflicto, dependiendo de la utilidad del mismo para las propias tropas o para las tropas enemigas se valorará su conservación o la destrucción del mismo.

La cuidad con mayor número de puentes es la ciudad alemana de Hamburgo, asentada en la confluencia entre los ríos Elba, Alster y Bille, con el centro de la ciudad ubicado alrededor de dos lagos es conocida con el sobrenombre de la "ciudad de los puentes", de hecho tiene una peculiar silueta formada por un llamativo montante de 2600.

El más apreciado por sus ciudadanos no es el más grande y reciente, sino un pequeño puente de piedra del cual algunos dicen que fue mandado construir por Carlomagno en el S IX dC. , pero la verdad es que ningún estudioso ha corroborado científicamente estos datos. El pequeño puente es mal llamado por los habitantes de Hamburgo "puente de los suspiros", a pesar de que su morfología no tiene nada que ver con el original veneciano, los habitantes de Hamburgo han bautizado el pequeño puente con este nombre dada la serie de macabros acontecimientos que sobre el mismo se desarrollaron.

Los ciudadanos de Hamburgo lo valoran, no sólo por el sentimiento romántico que se le profesa, sino por que evita un largo y tedioso rodeo a los habitantes del barrio alto de la ciudad que quieren desplazarse al centro, y a todos aquellos que quieren visitar el barrio alto de la ciudad desde el centro, o desde el puerto.

La popularidad del puente fue muy distinta en otros tiempos. Hubó una época en que por desgracia este se institucionalizó, de manera oficiosa, como lugar predilecto para suicidarse. Los ciudadanos de Hamburgo y toda suerte de foráneos, bien por motivos amorosos, deudas económicas, o vulgares depresiones decidían quitarse la vida lanzándose al río desde este puente, y este hecho se convirtió en constante y reiterativo.

La situación creo un latente malestar, sobre todo entre los vecinos de la parte baja de la ciudad, los cuales desde los balones de sus casas con preciosas vistas al río, tenían que soportar el macabro desfile de cuerpos flotando delante de sus hogares. La cosa fue a mayores sobre todo en la época de la postguerra, cuando el reguero de cadáveres se hizo insoportable. Los indignados vecinos de la parte baja decidieron tomar medidas y conminaron al consistorio de la ciudad a que tomara medidas en el asunto proponiéndole que si el problema radicaba en el puente, este debía de cortarse de raíz, ¿como?, pues destruyendo dicho puente. En una ciudad devastada como lo era Hamburgo en ese momento la destrucción de un puente más o menos pasaría bastante desapercibida.

Los vecinos de la parte alta pusieron el grito en el cielo cuando conocieron los planes del Ayuntamiento para eliminar el acceso más fácil y cómodo a su barrio. Enseguida se movilizaron y montaron unas jornadas de protesta con piquetes a la entrada del propio Ayuntamiento, pero no fueron capaces de plantear propuestas alternativas viables a la destrucción del puente. La única que se tomó en cuenta fue la de montar vigilancia policial permanente de manera preventiva en los alrededores del puente, pero también se descartó por el excesivo coste que suponía a medio y largo plazo.

El Alcalde y el equipo de gobierno se vieron en una situación difícil, tenían que decantarse por alguna decisión que sabían sería impopular para alguna de las partes. No podía permitir que el puente siguiera provocando a los suicidas a acabar con sus vidas, con las consecuentes molestias que esto acarreaba a toda la población, especialmente a los del barrio bajo de la ciudad, por otra parte las medidas propuestas por los vecinos del barrio bajo de la ciudad eran un tanto radicales e interesadas, ya que la destrucción del puente suponía un grave perjuicio para los vecinos de la parte alta de la cuidad, puesto que se verían obligados a tediosos e incómodos rodeos, y en todo caso no se garantizaba que el índice de suicidios disminuyera, cosa que sólo podría probarse, o no, una vez causado el daño.

Los gobernantes debatieron el problema en el Parlamento de Hamburgo y tomaron una decisión al respecto. Como buenos políticos decidieron no entrar a fondo en el problema, buscaron una solución que maquillara un poco el asunto y que diera la impresión de que se habían ocupado de ello, sobre todo que no tuviera mucho coste para el contribuyente, así que el Primer Alcalde en funciones, con buen juicio, ordenó que en ambas entradas al puente se instalaran sendos rótulos. Los operarios cumplieron su trabajo y ahora al cruzar el puente uno puede leer claramente en un gran panel reflectante el siguiente texto: "Por orden del Primer Alcalde de Hamburgo: dirigido tanto a los vecinos de la población como a los foráneos y visitantes. Queda TOTALMENTE PROHIBIDO SUICIDARSE DESDE ESTE PUENTE. Se aplicará la sanción máxima."

Jaume Garcés
Junio / 2009

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