BIENVENIDO AL LABERINTO

Parece que el viejo Dédalo se resiste a formar parte del Ades y resurge cada día proyectando nuevas construcciones. A la mirada atenta no se le escapan estos laberintos contemporáneos asentados sobre el espacio trans-territorial y deslocalizado en el que hoy vivimos. Emergen cada día estas nuevas formas de un viejo concepto, las cuales a pesar de no encontrarse físicamente en ninguna Creta, encierran peligros tan brutales como el propio Minotauro. Como Teseo nos adentraremos sin miedo dentro de estos nuevos laberintos, recorriendo este non site, con la única y frágil ayuda de los vínculos.

Adelante, valientes, bienvenidos.

jueves, 28 de mayo de 2009

METADONA vs HEROÍNA.

La primera impresión que tuve al ver a Zalina fue de rechazo, su aspecto demacrado y lastimado para una persona tan joven hacen saltar el sentido de alerta de cualquiera. Rápidamente la catalogué como una yonki, cualquier otra calificación despectiva hubiera sido válida para justificar mi pasividad hacia ella en ese momento. Todo el mundo tiene sus problemas, pensé. Ella tiene los suyos y yo los míos, algo habrá hecho para encontrarse en esa situación. 

La conocí dentro de un entorno hospitalario, en un estado de degradación personal muy avanzado y para añadir mayor tensión a la situación en medio de una crisis de abstinencia. Yo visitaba a un pariente mío que se encontraba en estado grave al cual se le preveía una hospitalización larga y pesada. Zalina ocupaba la habitación contigua, y no es que le gustase mucho quedarse quieta dentro de ella.

En las siguientes visitas que realicé al hospital, volví a verla en reiteradas ocasiones y comencé a conocerla. Cada día que hablábamos conocía más sobre ella y me sorprendía más. Lo primero que me asombró fue su corta edad, tenía 25 años. Estaba ingresada con un programa de desintoxicación a base de metadona para desengancharse de la heroína. Presentaba un cuadro clínico grave, donde entre otras afecciones tenía una infección bastante seria en el corazón, provocada por las sustancias que había consumido.

Su delicado estado de salud me hizo preguntarme muchas cosas: ¿Como había llegado a esa situación?, ¿de donde era?, ¿Como había llegado hasta aquí?, ¿a que se dedicaba?. Hablaba un español bastante correcto, pero la delataba un acento del Este, me dijo que era rusa. Cuando le pregunte sobre como había llegado a España, me dijo que estaba en el país desde los 19 años.

En otra visita de mis visitas tuve ocasión de conversar tranquilamente con ella, realmente Zalina necesitaba de una compañía que la apoyase anímicamente y se abría mucho a cualquier desconocido que le prestara un poco de atención. Me contó que había estado ejerciendo la prostitución en España, que no era el sueño que ella tenía cuando abandonó su país y su familia, esperaba una vida mejor, perseguía un sueño de prosperidad que sólo alcanzó a ver de lejos. La única familia que tenia aquí era una prima suya. Fue esta la que la convenció para que se viniera, formándole una idea bastante distinta de lo que finalmente se encontraría una vez aquí. Le prometió trabajo y dinero fácil, pero no le advirtió del precio que tendría que pagar por ello.

En cuanto llegó, se vio involucrada en una red de prostitución, que con la colaboración de su propia prima, comenzaron a explotarla como si fuera una máquina de hacer dinero. La manera más fácil para dominarla fue engancharla a la droga, dependiendo de una sustancia se aseguraban la diligencia del servicio a sus proxenetas. Así en un año pasó de ser una persona que no consumía ningún tipo de drogas a ser totalmente dependiente del suministro de sus nuevos dueños. Sus proxenetas alternaban periodos de carencia con grandes dosis para que se enganchara cada vez más debido a la gran ansiedad que le provocaban con el síndrome de abstinencia. La droga que le suministraban no era de muy buena calidad, fue entre otras cosas lo que derivo en la infección coronaria que ahora padecía. Quizás la experiencia más traumática, o por lo menos la que más parecía afectarle cuando lo contaba, fue cuando se quedo embarazada y le provocaron un aborto.

Durante el tiempo que duraron las visitas Zalina experimentó una notable mejoría, su aspecto ya no parecía demacrado y su ánimo era mucho más vivo, parecía como si se estuviera transformando en otra persona, ayudaba a otros pacientes de la planta, cuidaba su aspecto, trataba con cordialidad y cariño a las enfermeras... Lo que más le aterraba era pensar en la posibilidad de abandonar el hospital, cada vez que se le insinuaba por parte del personal sanitario la posibilidad de emitir el alta, recaía de nuevo con alguna otra dolencia, ya fuera real o imaginaria. Para Zalina el hospital se había convertido en un lugar de acogida y protección donde resguardarse de la crueldad que había vivido y posiblemente le esperase fuera. El propio personal era consciente de ello, y comprendían la situación que atravesaba, no podían cobijarla permanentemente, pero hicieron gestiones con entidades benéficas para que la ayudasen.

Mis últimas visitas fueron más espaciadas en el tiempo, tarde más de dos semanas en volver a visitar a mi pariente. Curiosamente ese día me acerque a la habitación de Zalina antes de ver a mi propia familia. Para mi sorpresa la habitación estaba vacía. Primero me alegré, pensé que habría recibido el alta, me sentí un poco apenado por no haber podido despedirme. Después hablando con las enfermeras me enteré del verdadero motivo de la ausencia de Zalina: hacía una semana que había desaparecido. Un día de la semana anterior había recibido una visita muy extraña de compatriotas suyos, pues hablaban en "ruso" según afirmaba la enfermera, tuvieron una discusión extremadamente acalorada donde tuvo que intervenir el personal de seguridad, pero nadie sabía acerca de que asunto trataba, puesto que no entendieron nada de la conversación. Zalina quedó muy alterada y nerviosa después de la visita, realmente era una pena porque su estado presentaba una gran mejoría recientemente. Esa misma noche desapareció, burló los escasos controles y se marchó. Todo el personal quedó perplejo ante este hecho, pero se confirmó por las grabaciones de las cámaras de seguridad. En el fondo todos sabíamos que su repentina desaparición no conllevaría nada bueno para ella, y que mantenía alguna relación con la visita de sus compatriotas. El personal del hospital poco pudo hacer mas que dar parte a la policía sobre los hechos.

Yo por mi parte sólo puedo decirle: Zalina ¿donde estás?, ¿de que lado te has puesto? ¿sigues con la metadona, o has vuelto de nuevo a la heroína?. Mantener la dirección recta a veces resulta muy difícil, sobre todo si vienen curvas. Buena suerte con tu particular lucha.

Todos llevamos dentro de nosotros un poco de Zalina, tenemos sueños y vislumbramos esperanzas que se frustran en realidades opacas. Vivimos constantemente debatíendonos entre la metadona o la heroína, sin darnos cuenta de que ambas son formas distintas de lo mismo, dos paraísos artificiales que nos ayudan a superar nuestra incapacidad de ser felices, de construir un entorno que nos satisfaga. Preferimos proyectar esa utopía en lo lejos, donde es imposible alcanzarla, por que cuando llegamos a ese lugar la única cosa que encontramos es que no existe tal lugar. 

Jaume Garcés
Xaló / Maig 2009

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